Día 6 de la Novena a San Agustín

A medida que nos acercamos al Día 6 de la Novena a San Agustín, nos sumergimos aún más en su legado espiritual. En esta etapa crucial de nuestra travesía devocional, exploramos las profundidades de sus reflexiones, permitiendo que su sabiduría nos guíe hacia una mayor comprensión de nuestra propia espiritualidad y propósito.

Por la señal de la Santa Cruz,

de nuestros enemigos,

líbranos, Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

Oración Inicial

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera,

y agobiado por el peso de mis males.

He experimentado que lejos de tu presencia

no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure, ni deseo que dé fruto, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste.

Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud! Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme, sáname de todas mis enfermedades’, úngeme con el óleo de tu gracia, y dame el abrazo de paz que prometiste al pecador arrepentido. ¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable! ¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua

y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí!

¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí! (Confesiones X)

 

Día 6 de la Novena a San Agustin

Lectura

Todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.

Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.

Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande».

Mt 7, 24-27

Reflexión

Dice el Apóstol: Todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo será perseguido. Y tú, pastor que tratas de buscar tu interés en vez del de Cristo, por más que aquél diga: Todo el que se proponga vivir piadosamente en Cristo será perseguido, tú insistes en decir: «Si vives piadosamente en Cristo, abundarás en toda clase de bienes. Y, si no tienes hijos, los engendrarás y sacarás adelante a todos, y ninguno se te morirá». ¿Es ésta tu manera de edificar? Mira lo que haces, y dónde construyes. Aquel a quien tú levantas está sobre arena. Cuando vengan las lluvias y los aguaceros, cuando sople el viento, harán fuerza sobre su casa, se derrumbará, y su ruina será total.

Sácalo de la arena, ponlo sobre la roca; aquel que tú deseas que sea cristiano, que se apoye en Cristo.

 

Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Amén.

 

Ave María

Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo.

Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

 

Gloria

Gloria al Padre

y al Hijo

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Oración Final

Señor, estabas dentro de mí, pero yo de mí mismo estaba fuera.

Y por fuera te buscaba… Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.

Me mantenían alejado aquellas cosas que, sí en ti no fuesen, no existirían.

Pero me llamaste, gritaste, derrumbaste mi sordera. Brillaste, resplandeciste, ahuyentaste mi ceguera. Derramaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti. Gusté, tuve hambre y sed.

Me tocaste y ardo en deseos de tu paz.

Llegar a conocerte, Dios mío, de manera que te ame y no te pierda.

Entender quién soy, de tal forma que me desapegue de mis intereses y no me busque en vano en nada.

Sentir un amor profundo hacia ti, Dios mío, riqueza de mi alma, para estar siempre contigo.

Morir a mí mismo y renacer en ti.

Concederme ser tu única vida verdadera y mi salud perfecta para siempre.

Amén.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

Día 6 de la Novena a San Agustín

Al culminar el Día 6 de la Novena a San Agustín, llevamos con nosotros las valiosas perlas de sabiduría que hemos explorado. A medida que avanzamos en esta jornada espiritual, permitamos que las enseñanzas de San Agustín sigan iluminando nuestro camino, inspirándonos a buscar la verdad interior y a vivir con autenticidad en cada paso que damos.

 

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