Día 9 de la Novena a San Francisco de Asís
En el noveno y último día de la Novena a San Francisco de Asís, llegamos al clímax de nuestra devoción a este santo ejemplar. San Francisco, con su profundo amor por Dios, la naturaleza y la humanidad, nos ha mostrado un camino de humildad y servicio. En este día, reflexionamos sobre cómo su vida y enseñanzas pueden continuar inspirándonos y guiándonos en nuestro propio viaje espiritual.
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Oración de San Francisco ante el Cristo de San Damián
Sumo, glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla
tu santo y verdadero mandamiento.
Oración de San Juan Pablo II a San Francisco de Asís
Oh San Francisco,
que recibiste los estigmas en La Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti
como icono de Jesús crucificado.
Tiene necesidad de tu corazón
abierto a Dios y al hombre,
de tus pies descalzos y heridos,
y de tus manos traspasadas e implorantes.
Tiene nostalgia de tu voz débil,
pero fuerte por el poder del Evangelio.
Ayuda, Francisco, a los hombres de hoy
a reconocer el mal del pecado
y a buscar su purificación en la penitencia.
Ayúdalos a liberarse también
de las estructuras de pecado,
que oprimen a la sociedad actual.
Reaviva en la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz
en las naciones y entre los pueblos.
Infunde en los jóvenes tu lozanía de vida,
capaz de contrastar las insidias
de las múltiples culturas de muerte.
A los ofendidos por cualquier tipo de maldad
concédeles, Francisco,
tu alegría de saber perdonar.
A todos los crucificados por el sufrimiento,
el hambre y la guerra,
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza.
Amén.
Lecturas del noveno día
Lectura:
En el año del Señor de 1226, el día 3 de octubre, domingo, cuando caía la noche, nuestro bienaventurado Padre san Francisco, habiendo imitado la vida y trabajos de los apóstoles, libre de ataduras del cuerpo, coronando con el mejor fin sus promisorios principios, voló, para su dicha, a la mansión delos eternos goces, en la ciudad de Asís, en Santa María de los Ángeles de la Porciúncula, lugar en que había nacido la Orden de Hermanos Menores.
Reflexión:
Hace ya casi 800 años en la Porciúncula, Francisco poco antes de morir, se dirigió a los hermanos que le rodeaban, como a representantes de toda la Orden, presentes y futuros. Entonces los fue bendiciendo a todos, apoyando su mano derecha sobre la cabeza de cada uno de ellos. Bendijo también a todos los que entonces pertenecían a la Orden, y a los que pertenecerían a ella hasta el fin de los tiempos (LP117). Todos nosotros, hermanos y hermanas, ahora celebramos no sólo la muerte sino, sobre todo, el nacimiento, de Francisco a la Vida. Nos sentimos solidarios en esa bendición de nuestro Padre, y nos comprometemos a vivir en unidad y fidelidad al Evangelio en nuestros días.
Oración en honor a las llagas de San Francisco
Gloriosísimo Protector y Padre mío, San Francisco, a ti acudo, implorando tu poderosa intercesión, para entender el amor que Dios Nuestro Señor te manifestó al martirizar vuestra carne y vuestro espíritu. Tus llagas son cinco focos de caridad divina; cinco lenguas que me recuerdan las misericordias de Jesucristo; cinco fuentes de gracia celestiales que el Creador te confió para que las distribuyas entre tus devotos. ¡Oh Santo amabilísimo!, pide por mí a Jesús crucificado una chispa del fuego que ardía en tu alma aquel día dichoso en que recibiste la seráfica crucifixión, a fin de que, recordando tus privilegios sobrenaturales, imite tus ejemplos y siga tus enseñanzas, viviendo y muriendo, amando a Dios sobre todas las cosas.
Se dicen las intenciones de la novena y se rezan 5 padrenuestros, avemarías y glorias en honor de las cinco llagas de San Francisco.
Oración Final
Seráfico Padre mío San Francisco, pobre y desconocido de todos, y, por esto, engrandecido y favorecido de Dios. Porque te veo tan rico en tesoros divinos, vengo a pedirte limosna. Dámela generoso, por amor al buen Jesús y a nuestra Madre, la Inmaculada Virgen María, y por el voto que hiciste de dar por su amor todo lo que se te pidiese. Por amor de Dios te ruego que me obtengas dolor de mis pecados, la humildad y el amor a tu pasión; conformidad con la voluntad de Dios, prosperidad para la Iglesia y para el Papa, exaltación de la fe, confusión de la herejía y de los infieles, conversión de los pecadores, perseverancia de los justos y eterno descanso de las almas del Purgatorio. Te lo pido por amor de Dios. Así sea.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Día 9 de la Novena a San Francisco de Asís
Al concluir esta Novena a San Francisco de Asís, recordemos que su espíritu sigue vivo en el mundo y en cada uno de nosotros. Su amor por la paz, la simplicidad y la devoción a Dios nos desafía a vivir con mayor compasión y cuidado por la creación divina. Sigamos rezando y buscando su intercesión en nuestras vidas. San Francisco nos muestra que la humildad y el amor pueden cambiar el mundo. Que esta novena fortalezca nuestra fe y compromiso de seguir sus pasos.